Día Internacional contra el Cambio Climático

Expertos y expertas de la Universidad de Chile analizan cómo enfrentar la crisis climática actual

Expertos U de Chile analizan cómo enfrentar la crisis climática actual

El aumento de la temperatura de la tierra, de fenómenos climáticos extremos como inundaciones y sequías, el derretimiento de los hielos, la reubicación de especies vegetales y animales, entre otras, son las principales consecuencias del Cambio Climático que afecta al mundo entero, pero que puede ser mitigadas si cada territorio se dispone a ello.

Si bien la pandemia por COVID-19 ha acaparado el debate y la priorización de las acciones de diferentes actores para combatirla, se debe tener en cuenta que tanto la crisis sanitaria como la ambiental están directamente relacionadas. La presión humana sobre el planeta ha alterado el equilibrio natural de los ecosistemas y con ello el hábitat de especies vegetales y animales, que, con sus diferentes capacidades, se enfrentan al desafío de subsistir en un ambiente cada vez menos saludable provocando la aparición de enfermedades zoonóticas como la que ha tenido al mundo entero bajo estrictas medidas sanitarias durante el 2020. 

El Cambio Climático se presenta como un desafío global que requiere una preparación a nivel territorial para anticiparse a sus efectos y fortalecer sus comunidades para contar con una población más resiliente a sus consecuencias. En este sentido la cooperación regional y el trabajo colaborativo entre los gobiernos resulta de vital importancia para generar estrategias y hacer frente a esta crisis ambiental.

“La ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha formulado un llamamiento a todos los líderes mundiales para proponer planes concretos y realistas a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% en los próximos diez años y a cero para 2050”, señaló el profesor Luis Raggi, académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet), enfatizando en que en los últimos 50 años el Estado en Chile ha carecido de adaptación rápida a los cambios.

En efecto, el calentamiento global provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero, como CO2, por ejemplo, derivadas de la acción humana por el uso de combustibles fósiles para la electricidad, transporte, calefacción, entre otros; así como también el crecimiento demográfico, que demanda más uso de recursos naturales y más procesos de producción, está generando estas variaciones en el clima.

De acuerdo con el profesor Raggi hay un sector de la población que tiene como prioridad el desarrollo económico con una tendencia negacionista al cambio climático, pese a ello, este fenómeno es una realidad. “La población mundial resiente los cambios y releva por sobre otras preocupaciones la contaminación, el ambiente, la biodiversidad, el bienestar animal y los cambios que se producen al descuidar aspectos relevantes. En tal sentido, la educación es la herramienta fundamental para abordar el cambio climático”, destacó el académico de Favet. 

La educación y la toma de decisiones con información contundente y con respaldo científico resultan de vital importancia para la elaboración de políticas públicas que permitan a la población adaptarse a las variaciones por el Cambio Climático y ser más resilientes frente sus efectos.

Efectos del Cambio Climático en la calidad de vida y los ecosistemas

La profesora Paulina Aldunce, académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas, participó en la formulación del proyecto RIOCCADAPT, que involucra a varios actores e instituciones de los 22 países que integran la Red Iberoamericana de Oficinas de Cambio Climático y que identifica, revisa y evalúa las acciones de adaptación que se estén llevando a cabo. Una publicación que tiene un importante contenido con respaldo científico que será de gran utilidad para los tomadores de decisiones y que contribuye a la literatura sobre el escenario existente en estos países en su lucha y adaptación al Cambio Climático.

“Con el Cambio Climático todas las variables climáticas se han exacerbado y se van a seguir exacerbando en este contexto, por lo tanto, los cambios van a ser aún mayores. Está proyectado que vamos a tener más sequía, vamos a tener más olas de calor, un aumento sostenido de las temperaturas, tener más marejadas, más lluvias extremas más severas y más frecuentes causando inundaciones, deslizamientos, etc”, explicó la profesora Aldunce.

En el informe se describen diferentes zonas de riesgo, las que se constituyen de forma diferenciada dependiendo de la amenaza climática y en base a eso se proyectan estudios y se establecen estrategias para proteger a la población de las consecuencias. Aunque estas amenazas son distintas, los países de la región tienen en común que cuentan con una alta tasa de población vulnerable, que está principalmente ligada a la agricultura y producción de alimentos, esto presenta nuevos riesgos como el desabastecimiento y mal nutrición, pérdidas económicas y migración de zonas rurales a zonas urbanas. 

“La agricultura es uno de los medios de subsistencia que tiene alta presencia en América Latina y no solo está en manos de grandes productores, sino que, de pequeños productores y pueblos originarios, indígenas. En el campo se ve que las personas que trabajan en la agricultura son personas que están muy cercanas a su medio de subsistencia y al tener los medios de subsistencia en recursos naturales tienen un apego, un sentido de pertenencia muy grande, muy importante con respecto a su medio ambiente, entonces cuando ya no pueden seguir con sus medios de subsistencia o tienen que migrar o irse a otros lugares les afecta de forma muy severa en lo psicológico”, puntualizó la profesora Aldunce.

La principal amenaza a la agricultura es la disminución de la disponibilidad del recurso hídrico para los cultivos. Debido al aumento de la temperatura global se está generando una contracción de la criósfera, es decir, se está derritiendo el hielo y las reservas naturales de agua como glaciares, nieve en altas cumbres, entre otras.

“La búsqueda de sectores de pastoreo y la instalación de mayores extensiones para el ganado tiene efectos en el ecosistema, la deforestación, la quema de bosques y selvas nativas y eso ya contribuye a la base del efecto invernadero”, recalcó el profesor Raggi. 

El académico de Favet explica que la huella ecológica de la ganadería, es mucho más que emisiones de metano a la atmósfera. Solo en este aspecto se debe mejorar la productividad del sector ganadero, considerando que no va a disminuir en el breve plazo. “Se calcula, existiendo discrepancias sobre el porcentaje real, pero es alto, que entre un 30 y 40% de los gases de efecto invernadero provienen de la ganadería. Considerando a todos los fermentadores craneales como bovinos, ovinos, caprinos, etc.  Ello según la ONU equivale a cerca del 15% de todas las emisiones relacionadas con la acción antropogénica”, añadió.

Es necesario visualizar la problemática del Cambio Climático desde una mirada transdisciplinar y configurándolo como eje de serias consecuencias en el bienestar animal, humano y ambiental, en la calidad de vida, en la protección de la biodiversidad y en el desarrollo económico. A su vez, se debe considerar la sostenibilidad como estrategia central para el crecimiento de los países, la protección de los recursos naturales y la producción de alimentos con prácticas amigables con el medioambiente.

“El cambio climático generará modificaciones principalmente en dos factores del clima: la temperatura y las precipitaciones, los que, junto con el suelo, son aquellos que definen en gran medida cuáles especies vegetales podrán establecerse y desarrollarse”, explicó la profesora Karen Peña, académica de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (FCFCN).

Las variaciones derivadas del Cambio Climático se darán en diferentes formas a nivel mundial y a lo largo de Chile. “En la Patagonia Chilena, si bien aumentará la temperatura ambiental, también aumentarán las precipitaciones; mientras que, en la Zona Central de Chile, donde se encuentran nuestros bosques esclerófilos, habrá un aumento de las temperaturas junto con una reducción de las precipitaciones, incrementando los periodos de sequía”, agregó la profesora Peña, quien también es Directora de Extensión de la FCFCN. 

Estos cambios en la vegetación, también generarán cambios en el hábitat para la flora y fauna, y, a su vez, en la producción de servicios ecosistémicos. Tomando en cuenta este escenario, la profesora Peña enfatiza en la necesidad de actuar rápidamente para “entender las estrategias y conocer los umbrales de resistencia de nuestras especies nativas; con el fin de implementar las medidas necesarias para la recuperación de sectores y la conservación in situ y ex situ de las especies vegetales, poniendo énfasis en las especies que se encuentran amenazadas, es decir aquellas que presentan problemas de conservación y tienen riesgo de extinción en el mediano plazo”.

Derechos humanos y ambientales

El crecimiento sostenido de la población genera una alta demanda de recursos y con ello aumenta la presión sobre los ecosistemas, donde los bosques y selvas y todo lo que exista en ellos, no representa un bien económico y se prioriza el contar con más terrenos de explotación ganadera y agrícola. De esta manera, los hábitats se ven fragmentados, lo que afecta directamente a la existencia de especies animales y vegetales, generando una pérdida irreparable de biodiversidad.

La educación y la generación de políticas públicas, que propendan a garantizar el derecho de las futuras generaciones a vivir en un ambiente sano y disponer de recursos naturales para su subsistencia, resulta de vital importancia para implementar estrategias concretas que promuevan la participación ciudadana, que evalúen el impacto ambiental de proyectos de desarrollo económico y que permitan el acceso a información confiable y oportuna para la toma de decisiones que afectarán directamente a la comunidad. 

“Los recursos naturales y la protección de los mismos deben están consagrados en la Constitución de un país, como un derecho humano fundamental”, sostuvo el profesor Raggi.

“Desde los derechos fundamentales que se plasman en la Constitución, la sociedad debe entender que es parte de la naturaleza, que la afecta y se afecta por lo que ocurre en la atmósfera, en la tierra y en el agua, que el daño ambiental que produce un proceso, sea cual fuere, atenta contra los derechos humanos y aquello requiere una regulación, una conducta y una reparación”, agregó el académico de Favet.

La protección al medio ambiente no es una amenaza para el desarrollo económico y financiero, por el contrario, es un camino para mejorar la calidad de vida en el presente y que las generaciones futuras tengan la oportunidad de acceder a recursos naturales necesarios para su subsistencia. Mientras se cuente con mayor respaldo legal para conservar la naturaleza, mejor será la acción de nuestra comunidad para hacerle frente al inevitable Cambio Climático.

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