Una alternativa no invasiva que evita el riesgo de hemorragias, infecciones y otras complicaciones, asociadas a la intervención quirúrgica, es la que ofrece esta innovadora vacuna de inmunocastración desarrollada por el equipo del Laboratorio de Vacunas Veterinarias de Favet, basada en la producción de anticuerpos contra la hormona liberadora de gonadotrofina, GnRH, bloqueando su secreción y la capacidad de reproducción del animal.
“Esta vacuna tiene un alto impacto en la producción animal porque aprovechas al máximo el crecimiento del macho para su comercialización. Hay una clara diferencia entre la cantidad de grasa que hay en la carne del cerdo que ha sido castrado y el que no, además de la calidad”, asegura el Dr. Leonardo Sáenz, académico y director del Laboratorio de Vacunas Veterinarias de Favet, quien lideró el desarrollo de esta innovadora fórmula.
Los cerdos, superando los 100 kilos, producen feromonas que provocan un fuerte olor que es transmitido a la carne para el consumo, disminuyendo su calidad. Para evitar este riesgo, todos los animales machos deben ser castrados o faenados antes de que lleguen a la pubertad y produzcan ese hedor, lo cual es menos rentable para el productor porque hay mayor inversión en la alimentación del plantel de cerdos, pero hay menor cantidad de producto para la venta.
Por otra parte, si un cerdo es castrado de forma quirúrgica a los 10 días de nacido, a temprana edad para disminuir complicaciones asociadas, su crecimiento también será diferente. La carne tendrá más contenido graso, lo que, a su vez, afecta su calidad.
“Lo que se logra con esta vacuna es aprovechar el crecimiento del macho. Esta vacuna tiene un efecto temporal, por lo que se aplica al final de la etapa productiva, cuando alcanza cerca de los 120 kilos. Mientras el cerdo sigue creciendo y alcanza su tamaño ideal para producción, las feromonas se dejan de producir y el verraco las elimina, la carne queda sin olor y totalmente inocua para el consumo”, explica el Dr. Sáenz, destacando que todos los machos del plantel deben ser castrados.
De acuerdo con el académico, se trata de una vacuna recombinante, la segunda de este tipo que se patenta a nivel mundial, porque se produce a partir de la bacteria Escherichia coli, a esta se le agrega un gen sintético para que genere la proteína que es la base de la formulación, en una innovadora tecnología.
El Servicio Agrícola Ganadero (SAG) ya aprobó el registro comercial, por lo que la primera vacuna desarrollada por el Laboratorio y por Favet, está autorizada para su venta y su uso en cerdos.
Para alcanzar esta aprobación sanitaria, se requirió hacer una serie de pruebas y ensayos en terreno, que contempló la vacunación de más de 800 ejemplares, con resultados que probaron la efectividad de la inoculación. Asimismo, se presentó una serie de documentación que incluye su proceso de fabricación y control de calidad. “Al tener el único laboratorio universitario GMP del país tenemos la capacidad de producir vacunas con altos estándares de calidad”, destacó el Dr. Sáenz.
El registro para la venta de la fórmula de inmunocastración es de uso exclusivo para cerdos. Sin embargo, este tipo de inoculación sería efectivo en toros y perros, donde tendría un potente efecto en el comportamiento si se utiliza de forma anual y permanente.
Con un proyecto Fondef del 2010 se generó una patente por el uso de esta tecnología y en el año 2014, la patente fue aceptada en Europa, en países como Francia e Inglaterra, por ejemplo y en Estados Unidos, donde hay alta producción de cerdos.
Con la experiencia en la cadena completa de formulación de vacunas y siendo el director del primer laboratorio universitario GMP autorizado por el SAG para la producción de inoculaciones, el Dr. Sáenz está participando activamente, además, en el diseño del centro de producción y desarrollo de vacunas del Proyecto Académico Parque Laguna Carén de la Universidad de Chile.