La tuberculosis bovina es una enfermedad zoonótica, provocada por la infección con la bacteria Mycobacterium bovis, que se caracteriza fundamentalmente por generar tos persistente y debilitamiento progresivo de los animales enfermos. Esta bacteria suele atacar los pulmones, pero puede también dañar otras partes del organismo. En animales y personas se presenta de manera similar, en quienes muchas veces la infección no se expresa hasta que el estrés u otra enfermedad concomitante facilitan la diseminación del microorganismo y la aparición de los síntomas clínicos.
Al no existir tratamiento en los animales, existe una alta probabilidad que el animal muera o bien que sus tejidos sean decomisados en los mataderos. Las prevalencias a nivel nacional indican que la distribución de la tuberculosis bovina no es homogénea y se pueden identificar 4 áreas epidemiológicas:
Área 1: Entre las regiones de Arica-Parinacota y Coquimbo, con una presentación esporádica. Esta área representa cerca del 1% de la masa bovina nacional.
Área 2: Entre las regiones de Valparaíso y del Bíobío, donde la presentación es endémica, con las prevalencias predial e intra-rebaño más altas del país. Esta área representa cerca del 27% de la masa bovina nacional.
Área 3: Entre las regiones de la Araucanía y Los Lagos (hasta Puerto Montt), con una presentación endémica, donde la prevalencia predial e intra-rebaño es baja. Esta área representa cerca del 63% de la masa bovina nacional.
Área 4: Entre las regiones de Los Lagos (desde Puerto Montt) y Magallanes. Aquí la presentación es esporádica, existiendo incluso áreas sin infección. Esta área representa el 9% de la masa bovina nacional.
En la zona central de Chile y particularmente en la Región Metropolitana, hay predios con altas prevalencias de tuberculosis. Esto implica un gran impacto económico para los productores, ya que un predio positivo accederá a un menor valor de comercialización de sus animales y de los productos de ese plantel, como la leche. En definitiva, las empresas lecheras le pagan menos pesos por litro de leche a los planteles que tienen vacas con tuberculosis. Además, están las pérdidas por decomisos en los mataderos cuando se encuentran lesiones en los órganos de los animales.
Los predios libres de tuberculosis son certificados por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), mediante el Programa Nacional de Control y Erradicación. Frente a esta política, muchos predios están implementando medidas de diagnóstico y eliminación de animales positivos para evitar las repercusiones económicas de la enfermedad.
Bajando la prevalencia de la tuberculosis en el ganado
En el Laboratorio de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, se está llevando a cabo un proyecto de colaboración con el SAG cuyo propósito es evaluar la prevención del ganado bovino contra la tuberculosis con la cepa BCG (bacilo de Calmette-Guérin) de M. bovis, que corresponde a la misma vacuna utilizada actualmente en las personas.
“Es primera vez que se evalúa la vacunación del ganado contra la tuberculosis en Chile. En otros países se ha investigado, aunque en ninguno de ellos un servicio veterinario oficial ha permitido la vacunación de los bovinos, porque complica el diagnóstico. Es decir si tu vacunas, posteriormente no tienes cómo diferenciar si el animal está infectado o vacunado. La respuesta inmune que se detecta no la discrimina, por ese motivo ningún país todavía permite la aplicación de la vacuna. Acá lo vamos a realizar porque junto con la vacuna estamos evaluando una nueva prueba de diagnóstico y esta prueba permitiría discriminar si el animal está vacunado o infectado”, explica el Director del proyecto y académico de FAVET, Dr. Patricio Retamal.
El proyecto tiene una duración de 4 años, y se espera que durante el mes de diciembre de 2016 se inicie el proceso de vacunación en planteles de alta prevalencia de la Región Metropolitana. La implementación del nuevo método de diagnóstico permitirá evaluar la evolución de la enfermedad en los planteles durante los próximos años.
Si los resultados son positivos, el SAG probablemente va a incentivar que los predios que tengan una prevalencia sobre un 10% apliquen la vacuna. Se espera que entre un 50 a 60% de los animales queden con inmunidad protectiva, y con este porcentaje de protección se espera mejorar los indicadores sanitarios, considerando que la vacuna será una herramienta complementaria a todos los esfuerzos que ya realizan los productores y el SAG.
Los profesionales que participan de esta iniciativa son la Dra. Karina Saadi, el Dr. Pedro Abalos y el Dr. José Manuel Yañez, además del Director del proyecto, el Dr. Patricio Retamal, así como estudiantes de pre y posgrado.