El centro está emplazado en Mundo Granja, un recinto educativo que pertenece a esa universidad. En sus cuatro hectáreas habitan además de ovejas, caballos, perros, burros, jabalíes, llamas y alpacas, entre otros. En el grupo de 20 ovinos que viven en los corrales, hay dos machos, Dante y Chamaco, y Valentina, una hembra. Ellos han sido adiestrados por cuatro profesionales, dirigidos por María José Ubilla, veterinaria, etóloga clínica y coordinadora del CTAA.
Un entrenamiento riguroso y metódico reciben estos rumiantes, dice la profesional. La idea es que desarrollen habilidades y destrezas que sirvan para la atención, rehabilitación e integración de personas con discapacidades cognitivas múltiples (autismo, síndrome de down, entre otras) o físicas, desde los seis meses en adelante. Ubilla cuenta más detalles.
-¿En qué consiste el entrenamiento de las ovejas?
- Son tres sesiones de adiestramiento por semana durante tres meses. Primero nos acercamos para que ellas se habitúen a nuestra presencia, nos observamos mutuamente. La semana siguiente ingresamos al corral y dejamos que se acerquen de manera voluntaria y las recompensamos con zanahorias o manzanas, que son como golosinas para ellas. Después, las podemos tocar y enseñarles a familiarizarse y tolerar ciertos objetos que luego utilizarán con los niños como conos, aros, arnés y plataformas de nivel. Todo esto mediante un mecanismo de refuerzo positivo, es decir, la oveja recibe una recompensa luego de responder a un comando u orden. También les enseñamos a responder al llamado por su nombre, tal como lo hacen los perros.
-¿Qué pueden hacer los niños con ellas?
-Al trabajar con un animal, sea oveja, perro o caballo, podemos motivar a que el niño realice una actividad a la que no ha respondido positivamente o no está familiarizado. Pueden guiarlas en un paseo con arnés para mejorar la postura y marcha, por ejemplo. O cepillarlas para controlar el motor de un brazo. Subir con ellas a una plataforma, para mejorar el equilibrio. O abrazarlas para generar un vínculo afectivo, por ejemplo, en pacientes autistas que muchas veces no desarrollan contacto táctil con su familia o sus pares.
Katherina Arancibia, encargada del CTAA, explica que las ovejas poseen características positivas para este tipo de terapias. “La oveja es un animal intermedio para comenzar con niños que temen a otros animales como perros o caballos. Son una especie cercana, pasiva y sociable. Favorecen mucho la interacción, la conexión con el entorno y la creación de vínculos afectivos. Esto lo avala numerosa bibliografía. Además, su lana tiene beneficios a nivel sensorial, por medio del tacto”.
Ubilla agrega que estos ovinos “tienen patrones conductuales que permiten interpretar cuando algo les gusta o no, por las expresiones corporales o faciales que exteriorizan. Son animales súper inteligentes y poco agresivos”.
En el 2017 el CTAA facilitó la terapia integral además de ovejas, con caballos y perros, de forma gratuita, a doce niños con discapacidades cognitivas de Coanil, gracias a un fondo interno de la Universidad de Chile. Actualmente, trabajan con otros 15 niños, gracias al financiamiento de la Fundación Descúbreme.
También realizan terapias a privados. Los costos van desde los $20 mil por sesión (más información en http://www.mundogranja.cl).