TV Digital: la tecnología que cambiará cómo se hace y se ve televisión

TV Digital: la tecnología que cambiará cómo se hace y se ve televisión

Quedan días para que la Presidenta Michelle Bachelet anuncie una de las medidas más importantes de su Gobierno: la implementación de un nuevo formato de transmisión, que incorporará a Chile a la era de la televisión digital. Al respecto, el profesor Francisco Gedda, director de la carrera de Cine y Televisión de nuestra Casa de Estudios, aplaude la iniciativa, siempre que exista más preocupación por los contenidos que por aspectos técnicos.

Chile tendrá televisión digital, y esto es prácticamente un hecho. El problema es cómo.

Durante los últimos días de marzo la Presidenta Michelle Bachelet dará a conocer el tipo de tecnología con que se implementará la televisión abierta digital,  decisión que marcará el funcionamiento definitivo de ésta en el futuro y la calidad de las parrillas programáticas.

Pero, ¿cuáles son los diversos cambios e intereses en juego?

Primero, se presenta un escenario tecnológico totalmente distinto al existente. La televisión analógica actual y la digital utilizarán el mismo ancho de banda de 6Mhz. Sin embargo, si la televisión analógica  produce una señal difícil de medir en números, la televisión digital regulará su banda a través de un sistema computarizado.

Así, la televisión digital permitirá una utilización de la señal más eficiente, con mejor calidad de definición y, lo más importante, una mayor cantidad de canales.

Cuando la televisión llegó  a Chile, el sistema analógico no permitía, en términos efectivos, más de seis señales de televisión. En ese momento las escasas señales fueron concesionados a algunas universidades, y luego se sumaría el Estado, para que en los años noventa se integraran dos señales privadas.

Hoy, la tecnología digital permitirá la transmisión de 32 canales, todos de alta definición. Y cada uno de ellos podrá tener cuatro señales de tipo standard, con una calidad semejante a la televisión actual.

El profesor Francisco Gedda, académico del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI), explica que, por ejemplo, "Canal 13, utilizando el sistema digital, podrá dividirse en un canal que será el que todos conocemos; un segundo canal que podría ser el Trece Cable; otro canal podría ser uno netamente académico, perteneciente a la Universidad Católica, y el cuarto  podía ser de uso exclusivo de la Iglesia Católica. Estas señales se pueden comprimir en una sola digital para transmitir un partido de fútbol, por ejemplo".

-¿Cómo llegará este sistema digital a los hogares?

-Todas estas más de cien señales tienen que pasar por un conversor o adaptador digital al televisor común actual. En el mercado chileno no existen televisores que puedan captar la señal digital de manera directa, y si los hubiese serían extremadamente caros. El decodificador más barato disponible, en cambio, ronda los 25 dólares. Este conversor es capaz de captar la señal digital dividida en cuatro canales standard o en una sola señal de alta definición.

-¿Qué sucede, entonces, con las formas operativas de la TV digital japonesa, europea y norteamericana, que son las que generan el debate en estos momentos?

-La elección de una de ellas no es el verdadero problema. Cualquiera de estos tres sistemas puede ocupar el decodificador de 25 dólares, donde va a funcionar el sistema standard de cuatro señales por cada canal. La diferencia recae en que los sistemas europeo y japonés son compatibles con la telefonía móvil, no así el norteamericano, que es menos convergente con el futuro.

-¿Entonces, en qué se debe basar la discusión?

-Ahora, el verdadero tema en el tapete es una decisión política de enorme relevancia, que es cómo el Gobierno va a concesionar cada uno de estos 32 canales. Cuando hace cuarenta años se asignaron los primeros canales a las principales universidades chilenas y al Estado, se hizo pensando en que éstas eran las entidades más adecuadas de responsabilidad social. Luego se licitaron a privados dos señales más, monopolizando el derecho a comunicar en estos seis actores. Pero cuando caben más de 100 canales, ¿nuevamente se entregará este derecho a tres universidades, al Estado y a dos privados, o definitivamente la televisión va a ser un medio representativo con casi un centenar de actores sociales distintos al aire? Y entonces, ¿se le dará un canal a cada gremio, a las municipalidades, a la CUT, a cada región, a las organizaciones culturales? En este momento decisivo el Gobierno debe preocuparse más por la calidad que por las condiciones técnicas, privilegiando las neuronas por sobre los electrones.

-¿Qué sucederá con los costos de producción en televisión?

-Con este nuevo sistema bastará con una buena cámara y, por supuesto, un buen equipo de profesionales de las comunicaciones. Un municipio no necesitaría más de mil dólares para hacer un programa altamente compatible con la televisión actual. Es un fenómeno similar a Youtube, donde el mismo servidor libre puede recibir miles de videos, algunos más profesionales, otros de más bajo costo, pero todos compatibles con la emisión, que en este caso es la televisiva.

-¿Cuáles serán las consecuencias para los empresarios y el sistema publicitario?

-La democratización de la televisión debería significar un desafío mayor para los empresarios. El actual sistema se basa en el financiamiento por la vía publicitaria de seis canales; el problema que ahora se les presentará son un centenar de señales, donde el esquema publicitario no es aplicable automáticamente. Así, la publicidad en televisión vivirá una verdadera crisis. Sobre todo cuando el canal privilegie los contenidos próximos e identitarios que mantienen audiencias altas -como es mi caso, con "Frutos del País"-,  donde no se necesitan altas inversiones en publicidad para mantenerlo al aire.

-En el mismo tema, usted hace referencia al financiamiento mixto de las señales estatales.

-Es un tema que recoge el paradigma de "el que paga manda". En países como Inglaterra o Francia la televisión pública no es financiada solo por publicidad, sino que también por un aporte directo de la ciudadanía. Se trata de un pequeño impuesto que paga cada usuario sólo por el hecho de tener un televisor. Cuando eso suceda el usuario tendrá los mismos derechos que los anunciantes para decidir qué televisión debe haber en este tipo de canales.

-En conclusión ¿cuál cree usted que sería la mejor decisión que podría tomar el Gobierno?

-Primero, elegir entre cualquiera de las tres normas por su calidad y compatibilidad con la evolución futura de la tecnología nacional. A mí parecer deberían ser la japonesa o europea. Luego, exigir  el uso del decodificador standard, que es más barato, adaptable a cualquier televisor, con una señal  de buena calidad, y por supuesto, contendrá los más de cien canales, ayudando a la democratización de este medio. Por último, el Gobierno debe estudiar cómo corregir el financiamiento de la televisión pública, en todas sus expresiones (nacionales, regionales, locales) optando, ojalá, por un sistema mixto. 

"En este momento decisivo el Gobierno debe preocuparse más por la calidad que por las condiciones técnicas, privilegiando las neuronas por sobre los electrones", opina el profesor Francisco Gedda.
"En este momento decisivo el Gobierno debe preocuparse más por la calidad que por las condiciones técnicas, privilegiando las neuronas por sobre los electrones", opina el profesor Francisco Gedda.
Las más de cien señales que habrá con la TV digital deberán pasar por un conversor o adaptador digital.
Las más de cien señales que habrá con la TV digital deberán pasar por un conversor o adaptador digital.
Según el Prof. Gedda, con este nuevo sistema los costos de producción bajarán, pues bastará con tener una buena cámara y un buen equipo de profesionales de las comunicaciones.
Según el Prof. Gedda, con este nuevo sistema los costos de producción bajarán, pues bastará con tener una buena cámara y un buen equipo de profesionales de las comunicaciones.

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