Alerta mundial causó el reporte de varios países sobre nuevos casos de la llamada “viruela del mono”, produciéndose los primeros contagios en Europa y Norteamérica, situación que encendió las alertas de la Organización Mundial de la Salud y del mundo entero, quienes seguimos viviendo en medio de la pandemia del Covid-19. Pero, ¿por qué resurgen este tipo de enfermedades y qué podría estar generándolas? Es parte de lo que explican en la siguiente nota académicos y académicas de la Universidad de Chile.
El profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Patricio Retamal, explica que las enfermedades zoonóticas se originan por "la transmisión de agentes patógenos entre los animales y las personas, en condiciones naturales”. Su origen, dice el profesor, “es diverso, pero generalmente se debe al contacto cercano con los animales domésticos o silvestres, por el consumo de alimentos de origen animal, o por el contacto con vectores (insectos) que transmiten enfermedades entre los animales y las personas”.
Por su parte, la académica del programa de Salud y Comunidad de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, Beatriz Marincovich, afirma que “ocurren porque un virus o un germen, normalmente virus o bacteria encuentra en otro ser vivo u especie, y pasa al ser humano por diferentes mecanismos, ya sea por ingestión, por traspaso de sangre fresca, por los aerosoles de las deposiciones".
Asimismo, la especialista recalca que normalmente, esto ocurre porque “utilizamos "nichos ecológicos" de otras especies. Comenzamos a ingerir, interaccionar con especies que normalmente no tienen contacto con nosotros, invadimos bosques o hábitat especiales de ellos, y eso da lugar a estas nuevas enfermedades para las cuales los seres humanos no tiene su sistema inmune adaptado”.
El académico Patricio Retamal, recalca que estas enfermedades han ocurrido desde hace miles de años, probablemente desde que existen seres humanos en el planeta, y seguirán ocurriendo a futuro, "simplemente por el hecho de que personas y animales co-existen y que los agentes patógenos pueden transmitirse entre estas especies".
A su vez, señala que “esa invasión que se menciona se ha ido acentuando a medida que la población humana ha crecido, y consecuentemente también ha aumentado la frecuencia de eventos de zoonosis. Pero en la actualidad también sucede que la gente se moviliza o desplaza más fácilmente por el mundo, y eso determina que enfermedades que antes eran geográficamente acotadas (como la viruela del mono que afectó siempre a personas en África) ahora se esté transmitiendo en otros países y continentes”, dice. Si recordamos, algo parecido se vio hace algunos años con el Ébola, que se propagó más allá del continente africano por la misma razón.
La viróloga y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Vivian Luchsinger, aporta que “el ser humano está invadiendo toda la zona de la naturaleza y empieza a tener contacto con agentes infecciosos que antes no tenía porque no iba a esa zona y sí esto seguirá pasando a medida que los desplazamientos del ser humano van invadiendo todos los sectores”.
¿Existe relación entre el COVID-19 y la “viruela del mono”?
La profesora Vivian Luchsinger, aborda esto y señala que no hay relación entre ambas enfermedades. Lo que sí, dice es que en el caso del COVID-19 “su origen de virus es el murciélago, lo cual no está absolutamente demostrado, pero es la hipótesis más aceptada, entonces ese sería el nexo o punto en común, que son virus que afectan a animales y que fueron capaces de infectar al ser humano, pero esa es la única relación y temporalidad”.
En la misma línea el profesor de Favet Patricio Retamal recalca que “no existe ninguna relación entre ambos virus, más allá de que ambos son considerados una zoonosis. El COVID-19 se detectó por primera vez en China en 2019, asociado a un mercado de animales vivos, y en cambio la viruela del mono ya tenía antecedentes de infección en personas del continente africano desde los años '70, probablemente como resultado del contacto directo con primates”.
Factor clave: Vigilancia Epidemiológica
Para la profesora de la Escuela de Salud Pública, Beatriz Marincovich, el análisis y control que se pueda realizar a través de la vigilancia es muy importante. Explica que hay varias fases para saber si existe una enfermedad nueva. “Tenemos que tener muy vigilada las enfermedades que ya están presentes en nuestro entorno, o sea, las enfermedades que son normalmente prevalentes y como algunas de estas patologías se presentan con cuadros similares, la primera alerta es que van a aparecer cuadros muy parecidos, pero un numero inesperado y con la evolución clínica distinta”, asegura.
Además, señala que es muy importante realizar un control de fronteras, tanto terrestres, áreas, y marítimas. “Cuando hay una enfermedad emergente nueva en otros países lo más importante es aplicar el reglamento sanitario internacional, cuyo pilar es el control de fronteras y una buena comunicación entre los centros de vigilancia de los distintos países participante en esto”, recalca.
Justamente, hace unos días las autoridades del Ministerio de Salud, anunciaron que se reforzará la vigilancia ante la alerta internacional, con la coordinación de la red asistencial y de trabajo con el Instituto de Salud Pública (ISP) en caso de que se detecte esta patología en Chile.
Para finalizar, el profesor Retamal explica que, dado que se trata de enfermedades multifactoriales, también es necesario tomar múltiples medidas para evitarlas. “La primera y más importante es educar a las personas que tienen contacto cercano con animales, que sean conscientes de los riesgos que implica ese contacto y de las medidas de bioseguridad que se deben utilizar para evitar una zoonosis. Esto incluye a los dueños de mascotas (como perros y gatos), a la industria de animales de consumo (cerdos, aves, rumiantes, etc), a trabajadores de mataderos, a quienes capturan animales silvestres (sea por los motivos que fueren), a quienes procesan alimentos de origen animal, etc". Y suma que otra medida relevante es "legislar, regular, y prohibir ciertas prácticas de riesgo, como por ejemplo el comercio de animales silvestres, el consumo de leche cruda, el manejo de los animales en planteles industriales, entre otras”.