Desde el año 2001, cada 1 de junio se celebra el Día Mundial de la Leche, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que tiene como objetivo reconocer la importancia de la leche como alimento fundamental en la nutrición humana. Asimismo, esta conmemoración busca destacar el rol económico y social de la industria lechera a nivel mundial, especialmente en las comunidades rurales.
“El consumo de leche, en especial por su contenido en proteínas como el suero lácteo, puede favorecer la reducción de grasa visceral y el aumento de masa magra. Estos efectos se ven potenciados en contextos de restricción calórica, gracias a su capacidad para aumentar la saciedad y estimular la termogénesis”, explica el Dr. Daniel Cartes, académico del Departamento de Ciencias Clínicas de Favet.
De acuerdo con el Dr. Cartes, el consumo regular de productos lácteos, especialmente los descremados y fermentados, se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Este beneficio podría estar relacionado con sus efectos insulinotrópicos y la modulación positiva de incretinas como el GLP-1 y el GIP.
Por su parte, el Dr. Nelson Vera, académico del Departamento de Ciencia Animal, hizo énfasis en los aportes de la leche desde el punto de vista nutricional. “La leche y sus derivados son alimentos de alta densidad nutricional. No solo aportan energía y proteínas de excelente calidad, sino también una amplia variedad de micronutrientes esenciales —como calcio, magnesio, potasio, zinc y fósforo— en formas de alta biodisponibilidad. Además, contienen compuestos bioactivos como péptidos funcionales, probióticos, antioxidantes, vitaminas, ácidos grasos beneficiosos (como el ácido linoleico conjugado) y lactoferrina, los cuales contribuyen positivamente a diversas funciones del organismo y al mantenimiento de la salud general”, detalló.
“Ciertos péptidos bioactivos liberados durante la fermentación de las proteínas lácteas —como el tripéptido Ile-Pro-Pro— actúan como inhibidores naturales de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), lo que contribuye a reducir la presión arterial, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad e hipertensión”, añade el Dr. Cartes.
La evidencia científica actual, puntualiza el profesor Cartes, no respalda una relación entre el consumo de leche y un mayor riesgo cardiovascular. Por el contrario, algunos productos lácteos fermentados han demostrado asociarse con una menor incidencia de eventos como infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
En el informe titulado “Contribución de los alimentos de origen animal terrestre a dietas saludables para mejorar los resultados de nutrición y salud: una visión general de la evidencia y las políticas sobre el estado del conocimiento y las brechas”, del año 2023, la FAO destacó la importancia de la leche como alimento fundamental dentro de patrones dietéticos adecuados.
Según el documento, la leche, al igual que otros productos de origen animal, puede “ayudar a alcanzar hitos relacionados con la reducción del retraso del crecimiento y la emaciación en niños menores de cinco años, el bajo peso al nacer, la anemia en mujeres en edad reproductiva (15-49 años), el sobrepeso en niños menores de cinco años y la obesidad en adultos”. Estos beneficios contribuyen al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las Naciones Unidas en 2015.
Importancia con la que concuerda el Dr. Cartes, agregando que “el consumo habitual de leche y productos lácteos bajos en grasa se asocia con un mejor rendimiento cognitivo, mejor memoria y menor deterioro mental en adultos y personas mayores, posiblemente gracias a su perfil nutricional y efectos neuroprotectores”.
Por último, el Dr. Vera advirtió que la calidad nutricional de la leche puede variar considerablemente según factores como la raza del animal, su etapa de lactancia, estado de salud y, especialmente, su alimentación. “Estos elementos no solo influyen en el perfil nutricional de la leche, sino también en sus características organolépticas, lo que impacta tanto en su consumo directo como en su transformación en productos lácteos”, concluyó.