Las zoonosis son enfermedades transmitidas directa o indirectamente desde animales a seres humanos, ya sea por su consumo o por su manipulación. Agentes biológicos se mantienen en animales, que se convierten en reservorios naturales y pueden diseminarlos, y luego, por contacto, encuentran un nuevo hospedero, que puede ser filogénicamente similar o diferente a su hospedero original.
“Para el ser humano, la principal fuente de zoonosis han sido los animales domésticos, y principalmente a través del consumo de alimentos de origen animal. Sin embargo, en cuanto a las zoonosis emergentes, la fauna silvestre ha tenido un papel más relevante. La caza permite un acercamiento directo entre las personas y los animales, ya sea durante la captura o el procesamiento y consumo de estos animales y el tráfico de animales contribuye a la dispersión de patógenos entre los países en que se produce este comercio”, señaló el profesor Patricio Retamal, académico e investigador de la Unidad de Enfermedades Infecciosas de Favet.
La estabilidad del ecosistema es clave para mantener sistemas naturales saludables, los ciclos y funciones ecológicas son esenciales para el bienestar social; lamentablemente, la acción humana ha contribuido a generar una serie de alteraciones que inciden directamente en la salud de las personas y del medioambiente.
La pérdida de biodiversidad por la fragmentación de los hábitats, así como también el tráfico de fauna silvestre, la interrupción del flujo de servicios ecosistémicos como regulación climática, alimentos de calidad, reservas de agua, etc, generan desestabilidad en los sistemas naturales saludables propiciando la propagación de enfermedades infecciosas, como el COVID-19 por ejemplo.
“Los factores que predisponen a una enfermedad emergente son múltiples, hay globales como el cambio climático, los cambios en el uso de la tierra, cambios demográficos con una gran población humana que tiene la capacidad de movilizarse entre diferentes puntos del planeta, consumo de alimentos exóticos, animales silvestres en el caso de esta emergencia, y también la capacidad de los agentes biológicos de transmitirse entre distintas especies”, detalló el Dr. Retamal.
Respecto a los factores locales, el Dr. Retamal explicó que “hay zonas del planeta que tienen más actividad turística, hay más viajes de personas a esos lugares. En este caso de la pandemia actual coincidía con el año nuevo chino, y había mucho turista en la zona lo que facilitó la dispersión de este agente biológico. Se sabe que algunas mascotas, que son susceptibles al virus, por lo tanto, la crianza masiva de mascotas o de animales exóticos también favorece a la propagación del virus”.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, existen 1.415 patógenos humanos conocidos alrededor del mundo y, de ellos, el 61% son transmitidos por animales a seres humanos. Los programas de detección, prevención, control y erradicación de estas enfermedades zoonóticas deben trabajarse bajo el concepto interdisciplinario de Una Salud.
“Más del 50% de las enfermedades emergentes actualmente son de origen zoonótico con gran repercusión en la salud humana. Estos agentes se alojan en animales, pero no en todas las especies generan enfermedad, entonces existe lo que se llaman reservorios, lo que implica un riesgo para el control de estas enfermedades. Por esto es importante trabajar con un enfoque en salud animal, en salud medioambiental y en salud humana para disminuir la incidencia y prevalencia de estas enfermedades en las personas”, afirmó el Dr. Nicolás Galarce, Jefe del Laboratorio de Diagnóstico de Agentes Infecciosos de Favet, destacando que tanto nuestra Facultad como el Colegio Médico Veterinario (Colmevet) están reforzando el concepto de Una Salud.
La propagación de las enfermedades emergentes es claramente un problema de salud pública que debe ser asumido por las autoridades estatales a través de políticas públicas que consideren los riesgos de su diseminación, así como también, mecanismos para su control, prevención y erradicación.
El Dr. Galarce, quien, además, es director de la Comisión Una Salud de Colmevet, sostuvo que “dentro de las estrategias que se barajan para el control de las enfermedades zoonóticas bajo el concepto de Una Salud es la educación, que tanto médicos veterinarios, como médicos y profesionales de la salud humana estén al tanto de su origen, de sus vías de transmisión y su impacto en las personas”.
La participación del Médico Veterinario es fundamental en el control de las enfermedades zoonóticas porque conoce su origen, los reservorios y sus dinámicas, la prevalencia de los agentes biológicos y su transmisibilidad.
“El trabajo interdisciplinario de los médicos veterinarios junto con profesionales de la salud humana se hace necesario para identificar los puntos críticos sobre los cuales se debe establecer las medidas de control y prevención”, agregó el Dr. Galarce para concluir.