A través de la observación de cómo uno de su misma especie era tratado de forma gentil por un ser humano, un grupo de investigadores descubrió que cuando el trato es gentil, se disminuye la conducta de miedo a los humanos de manera más efectiva que la mera presencia humana, destacando el potencial del aprendizaje social para mejorar el bienestar de las aves de corral.
El grupo de investigadores, conformado por Daniela Luna, Sergio Guzmán Pino y Victoria Philp, de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile junto a Javiera Calderón-Amor, Tamara Tadich y Javiera Oyarzún de la Universidad Austral de Chile y Benjamin Lecorps, de la Universidad de Bristol, publicó el estudio titulado “Social learning during human-animal interaction: Effects on broiler chickens' behavior” (“Aprendizaje social durante la interacción humano-animal: efectos sobre el comportamiento de los pollos de engorde”), descubrió que los pollos que presenciaron el manejo gentil de otra ave temieron menos a los humanos.
Daniela Luna, académica del Departamento de Ciencia Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile y especialista en bienestar animal y cognición, aseguró que “las aves también tienen esta capacidad cognitiva de aprendizaje social observacional, es decir, ellas pueden aprender simplemente a través de la observación, de cómo otro animal es tratado de forma gentil por el humano y esto es súper bueno porque del punto de vista del bienestar, lo que uno busca inducir con esto es disminuir las conductas de miedo de los animales frente al humano y por el contrario, potenciar conductas de afinidad, de contacto positivo”.
Pero ¿De qué manera beneficia el aumento del bienestar a los pollos broiler? Daniela Luna asegura que se traduce en “mejores parámetros de salud, mejores parámetros productivos y también uno induce en ellos estados afectivos positivos, porque hoy en día es importante reconocer que el humano o la interacción humano-animal, cuando es positiva, es una fuente de enriquecimiento ambiental en los sistemas de producción”.
“Los animales, en particular los pollos y otras especies, son seres sintientes, y esto significa que los animales primero tienen conciencia, tienen conciencia de sí mismos y también de lo que ocurre a su alrededor, también tienen la capacidad de experimentar estados afectivos negativos como el miedo, el dolor, estrés, pero también tienen la potencialidad de expresar y de experimentar estados afectivos positivos”, añade la experta en bienestar animal.
Los pollos broiler, sometidos a este estudio, son los que se utilizan para el consumo humano, de esta manera, explica la académica de la U. de Chile, un mejor trato “va a contribuir a aumentar la sostenibilidad de los sistemas de producción, sobre todo porque hoy en día estamos enfrentados a una creciente demanda desde la sociedad por una producción que sea limpia, menos uso de antibióticos, una producción que sea ética, responsable y preocupada por el bienestar de los animales”.
Las etapas del estudio
Dado que los sistemas de producción intensiva son más bien mecánicos y existen pocas probabilidades de que el operario interactúe con el animal, el estudio, explica Daniela Luna, buscó “una estrategia de poder generar estas representaciones mentales positivas del humano y también disminuir la conducta de miedo, simplemente a través de la representación”.
De esta manera, el grupo de estudio se expuso al aprendizaje social donde el pollo demostrador era sometido a tres situaciones: manejo suave, donde un pollito demostrador recibió interacciones positivas diarias con un experimentador durante 15 días mientras los pollitos observadores miraban a través de un divisor de malla de alambre; presencia humana, donde los pollitos fueron expuestos diariamente a contacto visual del humano neutral sin interacción directa; y, finalmente, control, sin contacto humano adicional.
Por su parte, Sergio Guzmán, académico del Departamento de Ciencia Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, “en Chile en general, no somos grandes productores en términos de volúmenes, sobre todo comparado con otros países de la región, pero sí de lo que se produce tiene como un sello de ser producción de buena calidad y eso se refleja en que se exporta”.
"En términos de volúmenes, no son grandes proporciones, pero sí de lo que se produce es bastante lo que se va afuera y eso es un reflejo de la normativa, la especificación de poder hacerlo bien”, añade Guzmán.
El video forma parte del estudio y muestra la manera en la que las aves fue expuestas al trato gentil del humano.