En esta nueva versión del Premio Azul se anunció que de los 37 proyectos postulados sólo 23 fueron seleccionados para este año, entre los que se encuentra la iniciativa de, frente la necesidad de involucrarse en el área de la conservación de la fauna silvestre y el cuidado del medio ambiente.
“Somos Agua”, como se denomina este proyecto, tiene por objetivo concientizar respecto de la importancia ecosistémica del humedal urbano llamado Río Grande, mediante el empoderamiento de las infancias de la comuna de Monte Patria, región de Coquimbo, en su rol como agentes de cambio.
“Un aspecto destacable de esta investigación es el fuerte compromiso social de Ecovet con las comunidades locales. Fortaleció vínculos duraderos con actores locales, reflejando un enfoque centrado en la colaboración y la educación ambiental”, señaló Benjamín Barrera, estudiante de Medicina Veterinaria de Favet y presidente de la organización.
“Somos Agua”
El proyecto se configura como la proyección de un trabajo que inicia en 2023 por parte de integrantes de Ecovet, en búsqueda de instancias de educación ambiental para niños y niñas de la localidad de Monte Patria; hijos e hijas de temporeras.
Con ayuda de otro fondo adjudicado anteriormente, integrantes de la organización financiaron una semana en terreno en la localidad de Monte Patria, aprovechando el breve tiempo que disponían para hablar con distintos actores locales, como la municipalidad, docentes, vecinos y vecinas y, por supuesto, niños y niñas de la comuna.
“Toda esta experiencia derivó en un vínculo de profundo compromiso con las comunidades y el deber social a flor de piel por parte de la organización, en pos de generar nuevas instancias a futuro, para cumplir con nuestra promesa de no olvidar a aquellas comunidades que se sentían olvidadas por parte del resto del país”, explicó la estudiante de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Javiera Pinto, integrante de Ecovet y encargada de creación de material audiovisual y físico en el proyecto.
Dentro de los principales resultados que Ecovet espera obtener de esta iniciativa está la idea de formar un escuadrón de monitores ambientales y generar aprendizajes interdisciplinarios entre estudiantes y docentes de la Escuela Tulahuén, así como crear nuevos lazos con actores medioambientales del territorio y reflexionar en torno a la vinculación territorial de las comunidades en torno a las problemáticas ambientales.
“Consideramos que uno de los pilares fundamentales del profesionalismo que profesa la Universidad de Chile es la educación. En específico, el poder enseñar sobre nuestros conocimientos veterinarios y agroecológicos permitiría en la comunidad una relación con el medio más completa, al considerarse también como parte del individuo y el colectivo no sólo la vida humana, sino también animal y vegetal, y cómo estás interactúan entre sí y con nosotros mismos”, sostuvo Javiera Pérez, también estudiante de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables, integrante de Ecovet y encargada de coordinación con actores sociales.
El público beneficiario de este proyecto consistiría en estudiantes de la comunidad de Tulahuén de Monte Patria junto al círculo cercano en el que se desenvuelven, pues el aprendizaje, que se planea realizar en dichas instancias próximas a construir, repercute de manera indirecta en la comunicación de estos niños y niñas junto a sus familias. Esto permitirá que estudiantes tengan una mejor disposición a conocer sobre el medio que les rodea, colaborando con las enseñanzas que sus docentes vinculan en las aulas.
“A su vez, también beneficia a los integrantes de Ecovet, dando un espacio en que puedan vincular sus conocimientos junto con la comunidad, incentivando el rol social que la Casa de Estudios inculca en sus carreras. Ante ello, dentro de los beneficiarios indirectos están la Municipalidad de Monte Patria y Favet, reforzando los lazos que la facultad posee con este ente público”, concluyó Benjamín.
Además, el equipo estuvo conformado por estudiantes de pregrado, quienes cumplieron un rol en específico en el desarrollo del proyecto, como: Elisabet Oyarce, encargada de coordinación con actores institucionales; Fernanda Jorquera, encargada de supervisar avances del proyecto; Emilia Gómez, encargada de actividades manuales; Scarlette Lienlaf, encargada de compra y presupuesto; Camila Acevedo, encargada de gestión de actividades medioambientales; Tomás Lisboa, encargado de diseño de material audiovisual y físico; Maximiliano Fernández, encargado de coordinar capacitaciones de monitores ambientales; y Daniela Fierro y Claudia Vilches, ambas encargadas de planificación.